lunes, 29 de septiembre de 2008

Día 17 Hallstatt el paraiso terrenal


El día 17 de nuestro viaje nos levantamos en Salzburgo para dirigirnos a dos pueblos en el corazón de los Alpes austriacos. El primero se llamaba Hallstatt, lo habíamos leído por otros diarios de viajeros que era un lugar muy bonito. Durante dos horas cambiamos un par de veces de tren y conseguimos llegar al pueblo rodeado de montañas. Cual fue nuestra sorpresa al bajar del tren que el pueblo estaba al otro lado. ¿Como llegar?

Había un barca que por dos euros te llevaban al otro lado. Seguramente la forma de llegar al pueblo ya es una maravilla. El tren tiene un concepto romántico de viaje, el ir poco a poco descubriendo el paisaje a la gente, es una maravilla. Eso mismo nos sucedió con la barca. poco a poco se iba acercando al pueblo, lo que nos permitió ver unas imágenes preciosas de como se reflejaba las casas en el agua.

Hallstatt está a la orilla del lago, pero tiene una pendiente muy fuerte. Lo que tenían el pueblo muy muy bien cuidado, seguramente nunca había visto un pueblo tan cuidado, cada esquina, cada ventana,...todas las flores...¡Increíble!

Estuvimos paseando por el pueblo y al final del pueblo también descubrimos unas perspectivas del pueblo, la iglesia, el lago,...


Aquí con nuestra mochila siempre a espaldas

A los guías turísticos siempre los ves con un paraguas o con un libro o algo así, pero nunca habíamos visto con una bandera en el pelo...era curioso..


El pueblo no tiene grandes monumentos en especial, hay una plaza con bares y restaurantes que es bastante agradable. En este pueblo nos encontramos con una pareja canaria que estaban de viaje por Austria que nos encontraríamos días después en el metro de Viena.


Cerca ya del embarcadero, detrás de la iglesia localizamos una pradera a la sombra donde descansar y echar el bocata.
Después de comer abandonamos un lugar para dirigirnos a otro, ya llevábamos dos semanas y medía así.

Tuvimos que esperar muy poco rato el tren para dirigirnos al siguiente pueblo.
A pocos kilómetros estaba el otro pueblo, pero tenía dos paradas y como siempre nos colamos de parada. Estábamos muy lejos del pueblo y como teníamos poco rato para verlos decidimos bajar hasta el lago y quedarnos por allí. Cruzamos algunas casitas de campo y llegamos a una carretera donde estuvimos andando por ella hasta llegar a un supermercado de las afueras del pueblo que vimos. Allí cogimos provisiones para los siguientes días ya que el atún y el jamón empezaba a escasear en nuestras mochilas.
Así pasamos un rato de la tarde a las orillas de aquel lago perdido en las montañas de Austria. Hasta vinieron unos cisnes a hacernos compañía, mientras Miguel les daba pan.



Ya por la tarde nos dirigimos hacia Melk ya cerca de Viena para visitar un monasterio medieval muy importante, además era donde se había basado el famoso libro: el nombre de la rosa.

1 comentario: